Los niños y su entorno antropológico: Entrevista a doctora Mailing Rivera Lam

Mailing Rivera, nacida en Antofagasta, su  padre Agustín de origen dieguita y su madre, María Cristina, hija de migrantes chinos. Datos relevantes que hacen interiorizarnos de quién es esta docente de la Universidad de Antofagasta. Una académica investigadora que ama lo que hace. Sus distintas profesiones se complementan de una forma que genera una conexión en su día a día tanto en lo profesional como personal. Amante del teatro, la cultura, el cuidado del medio ambiente y la educación de niños y niñas a través de una alfabetización funcional, son los proyectos que mueven a esta doctora enamorada de la Región de Antofagasta.

¿Cómo nacen estos proyectos de enseñar o educar de otra forma a las y los niños de la ciudad?

Se trata de programas de “Alfabetización funcional”, que significa el saber leer y escribir para poder desenvolverse en la vida cotidiana y lograr así también metas sociales. Fue el Ministerio de Medio Ambiente, el que le puso más atención a este concepto y nos preguntaron al Centro de Apoyo y Desarrollo Educativo y Profesional (CADEP), de qué se trataba.

Nuestro fin es reducir al máximo la deserción estudiantil universitaria que se produce por diferentes factores, económicos, sociales, de convivencia, de accesibilidad, etc. Estos dos últimos puntos son de gran importancia nuestro equipo de trabajo. Para el bullying o estados emocionales se ha desarrollado una importante red de apoyo que se encuentra a su disposición.

El ministerio nos preguntó si podíamos escribir letreros para que la gente deje de contaminar La Portada y comenzamos a conversar hace más de cinco años y decidimos hacer una etnografía en cuatro escuelas sobre las representaciones que tienen los niños de La Portada. Y descubrimos que los niños no ven la fauna no ven el entorno. Principalmente porque en Antofagasta la movilidad hacia la costa es difícil. Entonces recogimos dibujos de cuatro escuelas del sector norte alto de Antofagasta y los niños no ven la biodiversidad, los dibujos eran casas peladas. Los niños extranjeros después de estar 3 a 4 años acá, comenzaron a dibujar las puertas de sus casas, la palabra “Portada”, les hacía sentido con un “umbral”, entonces sistematizamos todos esos dibujos y elaboramos una propuesta didáctica para aprender a leer con el entorno.

Entonces ocupamos un abecedario que se ocupa en Transición, en primero básico para la sala letrada, cosa que cuando aprendan la palabra, lo hacen con contenido, no como vienen en los paquetes envasados de otras culturas. Y luego generamos un dominó que también tiene la fauna de La portada. Después hicimos los juegos de lectura de estos textos que son para preparar las mediciones de lectura en sexto y cuarto básico.

¿En qué etapa están ahora?

Ahora estamos en la etapa de medición de esos aprendizajes. Y eso es lo que se llama “hallazgos de aprendizaje” y el mismo ministerio nos dice “ ¿y la aplicación digital?”, porque el objetivo de estos juegos es para que los niños mejoren su motricidad, sus manitos.

El material está diseñado a la medida de ellos. Así que ahora estamos implementando la aplicación para celulares y computadores con el abecedario, cosa que la primera interacción que tengan con la alfabetización sea con contenido y con respeto al entorno y eso se espera que el resultado repercuta en el cuidado del medioambiente en la valoración del entorno. En vez de interactuar con esos juegos de importadora mundial, donde aparecen, pandas, osos, y otros animales, nosotros les proponemos el chungungo, la llama, el pato yeco, el gaviotín, la fauna nortina en sí.

¿Con qué otras organizaciones están trabajando?

También trabajamos con paquetes de alfabetización para el cuidado del Gaviotín Chico.  Otros que nos contactaron fueron las mineras, y creamos el “Imagina Cobre”, que consistía en dar a conocer el proceso del cobre a través de paquetes didáctos de alfabetización. También estamos trabajando con universidades de otros países como México, en el desierto de Sonora, en Colombia con Cerro Monserrat y en La Paz, Bolivia con el Lago Titicaca. Entonces capacitamos a los profesores y ellos generan sus propias propuestas de alfabetización.

¿Cómo comienza tu vinculación e interés por la investigación en enseñanzas de aprendizajes para los niños?

Mi madre, hija del inmigrante chino, cantonés, Domingo Lam Chang, y mi padre de origen diaguita me criaron en ambientes rurales convirtiendo el paisaje en narraciones mágicas en las cuales los animales y los lugares eran personificados. Así aprendí a leer y escribir. “Las palomas iban temprano a comprar el pan para dar el desayuno a sus hijos y enviarlos al colegio”.

Debido al trabajo de mi padre estudié varios niveles de la enseñanza básica en escuelas rurales desde la primera a la cuarta región. Todo esto más una vocación de servicio de mis padres hacia el desarrollo social de las comunas en las que vivimos como la preparación de fiestas de navidad, construcción de plazas públicas y sedes vecinas, entre otros, me dio una gran sensibilidad hacia la forma en que las personas se organizan, aprenden y actúan en el mundo.

Luego la formación con los salesianos, caracterizados por el trabajo en terreno, inspirados por Don Bosco, reafirmó mi vocación de servicio y la convicción de la capacidad de aprender e intervenir constructivamente de todas las personas.

Tuvimos un programa de radio en la emisora León XIII de Pozo Al Monte en el cual los domingos celebrábamos con los niños y transmitíamos el cumpleaños mensual para las comunas rurales.

¿Cómo es el apoyo de tu familia al trabajo que tú realizas?

El primer apoyo fue de mis papás cuando me propusieron escribir un discurso para leerlo el primer día de clases, cuando entré a primero básico en una escuela de Coquimbo y que decía: “Al llegar por primera vez a esta escuelita traigo un mensaje a todas mis compañeritas, tratemos de no hacer rabiar a nuestra maestrita porque algún día podemos ser profesoritas”…

Nuestra hija, que se llama Mailing igual que yo, es hija de profesores de castellano, creció escuchando reuniones, proyectos, seminarios, congresos y adquirió una competencia pasiva y crítica de la lingüística, la comunicación y el teatro. Luego con su formación en Tecnología Médica adquirió competencias científicas que le permitieron “cuestionarlo todo” como, por ejemplo, el enfoque etnográfico cualitativo de nuestras investigaciones en educación. Por esto la desafiamos a participar y desarrollar el “análisis cualitativo”, con su pensamiento cuantitativo.

Incluso fue mi traductora al inglés en las conferencias de mi pasantía en la Universidad de Arizona. Resultó algo muy interesante porque me ayudó en el análisis de los datos de dos años de seguimiento de las clases de lenguaje, matemáticas y consejo de curso, de dos cursos de tercero medio que pasaron a cuarto medio, uno, de un colegio municipalizado y, el otro, de colegio particular.

Las discusiones eran espectaculares y sin ese contraste crítico los resultados no habrían sido descritos desde ambos enfoques. La etnografía se llama “La marcha de los pingüinos hacia el jarro de agua”, y muestra cómo lo que ocurre en la sala de clases no puede escapar al contexto local y global de la sociedad, los diálogos y todas las interacciones en el aula reproducen los cambios sociales y éstos deben ser re-significados en los aprendizajes cívicos y de las asignaturas. Las dos aprendimos muchísimo al mirar los datos desde distintos paradigmas.

Mi esposo, Wilson, es especialista en sociolingüística y comunicación y juntos hemos desarrollado diversas investigaciones y publicaciones sobre el sistema escolar y universitario, particularmente, sobre la formación de profesores de Lenguaje y comunicación en la Universidad de Antofagasta.

Así es, que el apoyo de mi familia ha sido fundamental porque se trata de un proyecto de vida en el cual nos hemos involucrado para ver la evolución de nuestros alumnos, nuestra hija y ahora nuestro nieto Diego… que es la versión “super mejorada” de nuestra familia.

¿Cuándo y cómo nacen los juegos didácticos con abecedario del entorno?

Mi primera especialidad, en pregrado, fue la Literatura Hispanoamericana colonial allí comenzó mi interés por la lengua y la lectura desde una perspectiva historiográfica, pero cuando me titulé en plena Reforma Educativa descubrí que el currículo que había estudiado no me servía para trabajar en el sistema escolar. Entonces siendo profesora de teatro y mi esposo director de un colegio, pedí hacer clases de teatro; porque yo quería aprender el nuevo currículo de lenguaje y comunicación con mis propios ojos.

Empecé a observar la gradación del aprendizaje de la lectura, y a través de los programas ministeriales, escribimos y publicamos nuestras apreciaciones. Lo que nos permitió ser invitados como capacitadores en el área. Luego en la Universidad de Antofagasta nos adjudicamos fondos de investigación sobre PISA, SIMCE, los libros escolares, y otros, y descubrí la importancia de la didáctica para aprender a leer y escribir dado que según cómo se aprende a leer y a escribir se determina la potencialidad del aprendizaje para toda la vida.

Me di cuenta, que se debe intervenir en los niveles iniciales de aprendizaje. Que es muy importante sostener la atención a la didáctica de la lectura desde la etapa de transición hasta el post-grado.

No obstante, aprender a leer y a escribir valorando el entorno que nos rodea permite que aprendamos el patrimonio y que nos interesemos muy temprano en la vida por conocerlo y cuidarlo. Lo que hagamos en el aula desde los tres hasta los 10 años de edad, potenciará todas las capacidades de aprendizaje de los niños y niñas de Chile, sobre todo si consideramos que las “alfabetizaciones funcional y científicas”, constituyen competencias país que califican a nuestro capital humano.

¿Cuál crees que es la relevancia de realizar este tipo de investigación, no solo en la región, sino en el país y otros países vecinos?

Nuestra incorporación como SubSede UA de la Cátedra UNESCO de Lectura y Escritura nos permitió ampliar el espectro de la realidad de la lectura y la escritura en América Latina y El Caribe. Por esto comenzamos a investigar las representaciones del entorno, particularmente, las del desierto nos hicieron cuestionarnos cómo las personas representan el desierto, a través de dibujos recolectamos la mirada de los niños atacameños y aymaras y las comparamos con los dibujos de los niños urbanos y, claro, no ven el mismo desierto y sus dibujos están muy influidos por lo que dicen sus profesores, los medios de comunicación y los libros.

Esto permite dimensionar cuánto influye la actitud del profesor en el aprendizaje si el profesor dice: “en el desierto no hay nada” o “leer es aburrido”, esa idea se instala en los alumnos, si el libro de ciencias dice: “la tierra es redonda” el niño deja de imaginarse o hipotetizar qué otra forma puede tener la tierra”…

Y después de crear la carrera de Pedagogía en Lenguaje y Comunicación en el 2006 , comparamos las representaciones del desierto de Atacama en Chile y de Sonora en México y su relación con la formación pedagógica en lenguaje en la UA y en la Universidad de Sonora, y descubrimos que estos currículos deben visibilizar las tensiones antropológicas comunes como: la presencia de lenguas indígenas vivas, la historia de guerras fronterizas y las características del aprendizaje de la lengua y el entorno. La formación de los profesores debe tener un componente contextual patrimonial crítico sobre todo en el área de lenguaje.

Y desde la perspectiva del aula intercultural es relevante investigar cómo aprenden a leer y a escribir los niños en La Paz, en Hermosillo y en Bogotá, por esto, estamos desarrollando materiales didácticos PORTA (“puerta” en latín, como lo bautizó mi esposo), basados en el aprendizaje del entorno del monumento natural La Portada de los niños de Antofagasta. Esta didáctica se está replicando con otros entornos naturales como el cerro La Campana en Hermosillo, México; el cerro Monserrat, en Bogotá, Colombia y en el Lago Titicaca, en La Paz, Bolivia.

¿Cómo se puede potenciar estos proyectos?

Desarrollando líneas de investigación como la Antropología educativa y que la UA ha apoyado a través de las áreas escasamente desarrolladas, porque estos temas no son prioritarios en la región, pero nuestra universidad materializa el compromiso de desarrollo regional y nacional apostando recursos para generar conocimientos que potencien el aprendizaje de nuestro capital humano.

La antropología educativa es una disciplina muy reciente que nos aporta los profesores herramientas muy valiosas como la etnografía para presenciar “privilegiadamente” los hallazgos de aprendizaje en el aula.

También, utilizando nuestras redes de especialistas en lenguaje, antropología, diversidad e inclusión para que colaboremos en la investigación del desarrollo de las habilidades comunicativas y de pensamiento científico de los niños y niñas con foco en el medioambiente.

¿Qué se viene de desafíos y próximos proyectos?

Estamos desarrollando el Proyecto ACACIA (acacia.digital) financiada por Erasmus+, Unión Europea,  en un consorcio de 14 universidades, que integra la UA en 8 países, para implementar Centros de Educación para la diversidad y la inclusión, esta experiencia nos permite aproximarnos y comprender la necesidad de generar propuestas didácticas para la detección y el trato de la interculturalidad, la diversidad de género, la discapacidad y otras dimensiones de la inclusión, en las cuales estamos investigando cómo se aprenden a leer y escribir en estos contextos y cómo podemos promover a través de las “Clases Abiertas ACACIA”, una sociedad más justa y más tolerante que la que tenemos.

En este equipo interdisciplinario de especialistas de la comunidad y estudiantes universitarios, estamos soñando la sociedad que queremos, cómo nos inspiraron nuestros padres, nuestras familias y mentores y, especialmente, Gabriel Castillo Insulza (Premio nacional de educación, 1997) y Mabel Condemarin Grimberg (Premio nacional de Educación 2007).

Hace poco viajamos a Colombia a mostrar nuestro trabajo, así que nos sentimos muy orgullosos de todo lo que hemos logrado hasta ahora y lo que seguiremos consiguiendo con el proyecto y las investigaciones.

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