“España no es un referente en la educación mundial”

El catedrático español Sebastián Rodríguez Espinar, dictó una serie de clases a los docentes y académicos de la Universidad de Antofagasta. Rodríguez aseguró que le preocupa que la falta de una política de Estado frente a la educación y enfatizó que las universidades estatales juegan un rol fundamental para el futuro del país.

Sebastián Rodríguez ha dictado cursos en las mejores universidades del mundo.

Sebastián Rodríguez ha dictado cursos en las mejores universidades del mundo.

 

Una gran trayectoria curricular, académica y de diversas publicaciones en distintos medios a nivel mundial son los que avalan los cerca de cincuenta años pedagógicos de Sebastián Rodríguez Espinar. De nacionalidad Española, nacido en Barcelona, amante de la buena cocina y los libros, vive a pasos del estadio Nou Camp, pero reconoce que ha ido al fútbol sólo tres veces en su vida.

Por estos días, Rodríguez, visitó nuestra ciudad, invitado por la Universidad de Antofagasta, lugar donde dictó una serie de clases enmarcadas en un master que fue dirigido a docentes y académicos. Un curso que contó con la colaboración del Instituto de Educación de la Universidad de Barcelona.

Rodríguez Espinar, es catedrático de Orientación Educativa de la Universidad de Barcelona y, desde hace 15 años, asesor de innovación y desarrollo en materia de calidad en AQU Catalunya. Su trayectoria y curriculum no caben en esta entrevista, es uno de los “capos” en educación e hizo una evaluación sobre la educación superior que no deja de sorprender.

 

¿Cuándo mencionamos la palabra “calidad”, qué debemos esperar, especialmente cuando lo ligamos a educación? 

 

Un profesor muy reconocido me decía que la discusión sobre la calidad, tenía una milla de extensión y una pulgada de profundidad. Bajo esa premisa, defiendo la siguiente propuesta; para mí, el concepto de calidad es múltiple. Existen dimensiones sobre la calidad, la primera de todas es la entrega de materias actualizadas, no interesa la física del siglo 16, o la anatomía de hace 100 años, las materias deben estar actualizadas acordes con los nuevos descubrimientos. Calidad también es el número de graduados y cómo ellos se desempeñan en el mundo laboral. Calidad es el modo de gestión de una institución y finalmente la calidades es tomar a un joven sin educación y transformarlo en un profesional que pueda ganar un sueldo digno.

¿Podría existir educación gratuita en Chile?

Este ha sido un tema muy complejo. Primero debemos asegurar gratuidad para nuestros niños en formación, para que lleguen en igualdad de condiciones a una educación superior. Dicho esto, debo decir que una cosa es que haya igualdad en el acceso y la otra es el mantenimiento del estudiante durante el periodo de estudio. En países como Argentina, el acceso a la educación es gratuita, pero el nivel de deserción es altísimo.

Pienso que es un error que los estudiantes universitarios no hagan un esfuerzo por contribuir al coste de los estudios, por tanto, la gratuidad de los estudios puede ser un factor político, pero no es un valor pedagógico con los conocimientos que tenemos en la actualidad. Ahora el que no sea gratuito, no quiere decir que no tenga apoyo, existen muchas becas que podrían hacer que la educación sea gratuita y aquello depende mucho del esfuerzo de cada estudiante. El tema de la inversión en educación se refiere a la devolución en conocimientos y la entrega que el profesional hace en impuestos. Ese es un tema clave. Por otra parte, el país debe tener los suficientes recursos para ser capaz de cumplir el principio de la igualdad en educación y tratar de mantenerlos en el tiempo sin ir variando, ni politizando el tema.

 

¿No le parece que últimamente ha habido numerosas y distintas “reformas” educativas?

La educación es un elemento de identidad y una “cuestión de Estado”. Cada gobierno llega con una propuesta distinta y por lo que he visto acá en Chile han existido diferentes tipo de “soluciones” y propuestas que no han finalizado de manera eficaz. De manera tajante, te debo decir que España es el prototipo de educación que no se debe seguir. Es un absurdo tener que cambiar todo cada vez que hay cambio de gobierno, pero bueno eso no me corresponde a mí decirlo.

 

¿Qué ventajas o qué inconvenientes tiene la competitividad?

Varias preguntas unidas. Si Ud. va por la idea de los “rankings” de las instituciones (sobre todo de instituciones de educación superior), mi respuesta es clara: no está demostrado que contribuya a una mayor calidad de la formación impartida. La competitividad ha de establecerse en el ámbito de la mejora continua de la propia institución, del deseo de alcanzar objetivos de mayor calidad. Estos son los enfoques en los que la evaluación es asumida como una vía para ir más allá. Los informes que se quedan en marejada informativa no van a ninguna parte.

Con relación a la competitividad entre alumnos de una misma clase, sinceramente creo que el mundo necesita más de colaboración y solidaridad que de zancadillas para adelantar a otro. Evidentemente que el deseo de superación ha de cultivarse, pero una superior en la que el referente es “nuestra propia marca anterior”.

El catedrático español sostuvo que tener educación gratuita en un país, no asegura en nada la calidad.

El catedrático español sostuvo que tener educación gratuita en un país, no asegura en nada la calidad.

¿Cómo influye el medio en la formación del alumno?

Debo decir primero que encuentro una aberración que los estudiantes tengan 26 o 27 horas semanales de clase directas en la universidad. Si entendemos por medio el conjunto de factores externos a la propia institución educativa (medio familiar, social, cultural, económico…), es obvia su influencia. Si bien es cierto que en ocasiones “medimos” la calidad de este medio con indicadores poco válidos. ¿Qué indicador sería más interesante: el nivel de estudios de los padres o el nivel del interés por que sus hijos adquieran una buena educación? Se me puede contestar que van unidos. Mi respuesta es que la unión es menor de la que se cree. Tal vez yo no estaría delante de Ud., ni muchos de mis antiguos compañeros de la SAFA serían profesores, si el indicador hubiera sido el nivel de estudios de los padres (mi madre a dura penas pone su nombre); pero nuestros padres tenían matrícula de honor en la actitud ante el bien que representaba la educación.

¿Los profesores y su responsabilidad?

Son los protagonistas indiscutibles, aunque los principales son el alumnado. Estamos asistiendo a un peligroso “desgaste” de la figura del profesor(a). La enseñanza no puede ser el refugio de los que no encuentran otra ocupación, ni sus profesionales pueden estar desasistidos del respaldo de la propia sociedad. Hay que pensarse dos veces elegir la profesión docente, pero a aquellos que la elijan hay que darles una formación acorde a los roles y funciones que han de desarrollar en el siglo XXI. Ha pasado, si es que estuvo vigente en otro momento, la función de instruir (enseñar) y no puede perderse la de educar. El aprendizaje es lo que importa y el protagonista del mismo es el estudiante.

Uno de los fines de la educación es dotar a los alumnos de las habilidades necesarias para aprender a aprender

Precisamente el principio o slogan de “aprender a aprender” pone de manifiesto que, dada la caducidad de buena parte de los conocimientos, la importancia no ha de ponerse en la “cantidad de saber a almacenar”, sino en desarrollar en los estudiantes una serie de competencias necesarias para convertirse en autoaprendices. Convertir al estudiante en protagonista de su aprendizaje es un reto nada fácil que hemos de afrontar los profesionales de la educación.

Los contenidos de aprendizaje están regulados en un programa previo. Hay alumnos que los asimilan totalmente, y otros, apenas. ¿Cómo se puede armonizar esta discrepancia?

La formación integral del individuo requiere unos ideales en los diversos campos del saber y del creer. ¿Conviene formar ideológicamente al alumno de una manera abierta, o intencionada?

Por último, ¿cuál ha sido su experiencia educativa más interesante?

En una trayectoria de 40 años de ejercicio profesional y de casi 10 de preparación para ejercerla, las experiencias educativas interesantes son numerosas. Aunque le parezca petulante (no es mi intención) siempre deseé estudiar lo que estudié y dedicarme profesionalmente a la educación.

 

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