Rector Luis Alberto Loyola en su última cuenta de gestión: “Me voy satisfecho”

En agosto, la autoridad no sólo deja el cargo que ocupó por 16 años, sino que pone fin a seis décadas ligado a la UA, donde ingresó como estudiante.

 

El rector Dr. Luis Alberto Loyola finaliza en agosto su gestión al mando de la UA.

El rector de la Universidad de Antofagasta, Dr. Luis Alberto Loyola Morales, vive días especiales. El próximo 20 de agosto no sólo deja el cargo que ha ocupado los últimos 16 años a la cabeza del plantel superior, sino que además se separa definitivamente de una institución a la cual ha dedicado más de 60 años de su vida, desde que ingresó como estudiante de la entonces sede local de la Universidad de Chile, antecesora de la UA. Por eso, cada actividad a la que asiste tiene un tinte de nostalgia y despedida.
Este mediodía el rector Loyola entregó su última cuenta pública de gestión ante la comunidad universitaria, donde resumió los principales avances de la casa de estudios, pero con una mirada extendida, pues abarcó toda su labor y no sólo la del último año.
En una extensa presentación realizada en el Campus Coloso, la autoridad saliente destacó el aumento de la acreditación de la UA de 3 a 5 años, la actualización de su estructura organizacional, la implementación de sistemas para la toma de decisiones y el mejoramiento de los procesos financieros, que permitió, entre otras cosas, un aumento de recursos y una reducción del endeudamiento a mediano y largo plazo.
También mencionó el crecimiento en la infraestructura universitaria, que sumó 10.862 m2 en el periodo; el paso de 290 funcionarios de contrata a planta en tres procesos de encasillamiento; y la consolidación de un Proyecto Educativo Institucional que permitió la creación de 18 carreras profesionales, 11 carreras técnicas y 3 programas de bachillerato.
A esto sumó la graduación en el periodo 2006-2021 de 96 doctores, 543 magíster y 36 especialistas médicos y odontológicos, así como la creación de 16 centros de investigación y tres institutos que han aumentado la producción científica y el impacto de ésta.
Loyola también destacó el estímulo dado al mejoramiento de la planta académica, que permitió que actualmente el 82% de los docentes de la UA cuente con postgrado, y el trabajo de vinculación con la comunidad, a través de iniciativas como el Hospital Clínico y la creación del Centro Diurno Referencial de Adultos Mayores y del Centro de Atención y Reparación Integral de Violencia contra las Mujeres, “Eloísa Zurita”.

¿Después de todos estos logros, cómo vive este momento tan próximo a dejar el cargo?
Tengo que ser franco, siento un profundo orgullo al mirar lo que hemos logrado. Siempre uno desearía haber hecho más, haber logrado el 100% de las metas, pero eso es imposible. Lo que me queda en este momento tan próximo a la salida es una sensación de haber aportado, de haber visto crecer la universidad, por eso estoy satisfecho.

¿Cuáles son los principales avances?
Yo diría que hemos fijado un camino, hoy somos una universidad compleja, que hace docencia de pregrado, post grado, investigación, innovación, vinculación, que está inserta en una región con particularidades e intenta responder a ellas. Ese es un gran logro que debemos seguir fortaleciendo. Y esa universidad compleja está establecida en un plan de fortalecimiento a diez años y en un plan estratégico a diez años, ahí están los lineamientos que debemos desarrollar, evidentemente ahora viene un nuevo liderazgo que tendrá que realizar ciertas modificaciones, adaptaciones, es natural que así sea, pero la línea conductora de la universidad está marcada.

¿Qué meta queda inconclusa después de 16 años como rector?
Hay un tema que nos ha dolido mucho y que a mí en lo personal me hubiera gustado dejar más consolidado, que es el Hospital Clínico. Hemos tenido problemas, lo pasamos mal al principio, pero estamos convencidos que es un buen proyecto, un proyecto que la sociedad necesita y que es valorado por otras universidades que están esperando saber cómo nos va para intentarlo ellos también. Pero ahí necesitamos el apoyo del Estado, porque este hospital no hace otra cosa que colaborar con el sistema público de salud. No es un negocio para la universidad, es un aporte a la salud pública, y eso necesitamos que se entienda.

“Tengo que ser franco, siento profundo orgullo por lo que hemos logrado”, dijo el rector.

¿Qué mensaje deja a la comunidad universitaria?
La comunidad universitaria tiene que seguir construyendo esta institución y para eso cada uno debe entregar lo mejor de sí. Los desafíos siempre van cambiando y la universidad debe responder a ellos. Dos años atrás no pensábamos en hacer clases online, pero vino la pandemia y tuvimos que prepararnos, y eso hoy es un valor que hemos adquirido. ¿Entonces, qué hacemos?, ¿nos quedamos ahí?, no, ahora tenemos que pensar en tener profesionales especialistas en enseñanza virtual, y eso es justamente lo que tenemos proyectado, con una Dirección de Docencia Virtual. Este año vamos a cambiar los estatutos, ese es otro desafío, porque ahora los funcionarios y los estudiantes tendrán responsabilidad, igual que un académico, porque formarán parte de los cuerpos colegiados con derecho a voz y voto, es decir, vienen cosas importantes, hemos democratizado la gestión y la comunidad universitaria tiene una gran oportunidad de ser partícipe del desarrollo de la UA.

¿En agosto no solo termina su periodo como rector, también pone fin a seis décadas de relación con la universidad, qué siente al respecto?
Efectivamente, me acojo a jubilación, voy a empezar una vida distinta, porque creo que tengo desafíos familiares importantes y me voy a dedicar a ellos. Tengo un nieto recién nacido, tengo nietos pequeños a los cuales puedo entregar mucho, y desde lo profesional estoy disponible para quienes requieran los servicios de alguien que ha sido académico y rector de una universidad. Eso significa que no me voy del campo universitario del todo, porque siempre voy a estar ligado con las universidades a través de mi experiencia y mi expertiz.

¿A quién recuerda, a quién agradece?
Yo ingresé el año 1960 a la Universidad de Chile sede Antofagasta, y el año 1962 gané un concurso de ayudante, de ahí no me fui más de esta universidad. Entonces ha sido toda una vida profesional ligada a la UA, pero esto lo pude hacer porque mi familia me acompañó, mi mujer me acompañó, ella (la académica Angélica Morenilla Darlington, fallecida en 2019) soportó los desafíos que fui adoptando año a año, así que no puedo más que agradecerle a ella y a mi familia.

¿Qué se lleva de la universidad?
Físicamente me llevo varias cosas, tengo una camiseta de Deportes UA, tengo un regalo de la Tuna Universitaria y me llevo un reloj que me regalaron cuando cumplí los 50 años, eso me llevo, y por supuesto muchos gratos recuerdos que recordaré siempre.

*Fotos: Elías Villarroel Escobar

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