Fin del Silencio Sísmico: ya no será evento tan catastrófico
- Un grupo de investigadores de diversas nacionalidades, encabezados por Chlieh M. y otros, que trabajan en el norte de Chile publicaron sus resultados en el Journal of Geophysical Research Solid Earth (2012). La información dada a conocer por el Centro de Ingeniería en Mitigación de Catástrofes de la Universidad de Antofagasta, señala que el gran terremoto esperado para la zona norte sería de una magnitud entre 8.5° a 8.8° y no 9.0°. Lo anterior debido a que detectaron liberación de energía “no destructiva” en Tarapacá.
Muchos de los equipos de medición que estaban en la zona de Concepción y el Maule esperando el fin del silencio sísmico de 150 años que vivía esa zona y culminó en febrero de 2010, se instalaron ya en el norte de Chile. Esto marca un hecho claro; somos la próxima zona donde se debe despertar la tierra tras un letargo que ya lleva 135 años.
El último gran terremoto de subducción y tsunami que vivió el norte de Chile fue al anochecer del 9 de mayo de 1877, causando gran destrucción en Antofagasta, Mejillones, Cobija (puerto que desapareció para siempre), Tocopilla, Iquique y Arica, así como en las costas de varios países del océano Pacifico.
Hoy, gracias a una red de estaciones GPS de avanzada tecnología y la utilización de interferometría SAR (fotos de satélites sucesivas y comparadas unas con otras), así también datos de redes sísmicas internacionales, los científicos concluyeron que existe un cierto nivel de stress diferente entre las placas de Nazca y Continental en la zona norte, esto se traduce en sectores donde las placas están más trabadas a causa de la mayor o menor aspereza entre ellas.
En consecuencia ahora se sabe qué zonas liberarán mayor o menor energía sísmica durante un eventual terremoto de gran magnitud como el esperado.
Escenario
Lo descrito anteriormente no es una gran novedad, pues ya se ha anunciado varias veces. Sin embargo, el estudio de los científicos entregó además dos muy buenas noticias, dentro de lo malo, así lo explica el geógrafo y director del Centro de Ingeniería de Mitigación de Catástrofes de la UA, Jorge Ramírez F.
“Lo principal es que se pudo medir el nivel de stress entre las placas, que felizmente se redujo en parte debido a los deslizamientos de estas placas sin producir sismos por un lado, y por otro, debido a la ocurrencia del terremoto de Tocopilla (2007) que liberó un 4% de esta energía acumulada. Por lo tanto, no se produciría un terremoto igual o superior a los 9.0° grados, sino que entre 8.5° y 8.8°, eso es una buena noticia considerando que habría un menor potencial destructor”, explicó.
Zona Trabada
Las mediciones entregaron que el área más “trabada”, es decir, donde existe mayor acumulación de energía se ubica entre Tocopilla y la península de Mejillones mientras que en la zona de Iquique hasta Arica, la situación es más favorable pues allí las placas se encuentran menos acopladas, pronosticándose una liberación de energía más moderada que en la zona sur de esta fractura. “En palabras simples, el terremoto debiera ser menor para los iquiqueños y ariqueños. Los datos también confirmaron otra nueva información.
Se trata de la existencia de las llamadas “zonas barrera”, que corresponden a las áreas que interrumpen la prolongación de la fractura de un terremoto, impidiendo que su efecto sea mayor.
“Por ejemplo en Arica existe una que logra que los terremotos del sur del Perú no afecten al norte de Chile. Nosotros tenemos otra en la península de Mejillones, precisamente esa fue la que detuvo los efectos del terremoto de julio 1995, que no causó gran daño desde Antofagasta hacia el norte”, explica el científico de la UA.
Tsunami
Invariablemente el terremoto esperado para esta zona deberá causar un tsunami de grandes dimensione
Sin embargo, y asociado al estudio del grupo de expertos, dos científicos (Barrientos S. y Wards. S. 2008) recopilaron los registros mareográficos reales desde la estación más antigua del mundo que opera desde 1854 a la fecha en Fort Point S.F California. Allí obtuvieron los registros de los 5 tsunamis más grandes que ha producido Chile en los últimos 200 años, incluyendo por supuesto los de 1868 y 1877; este último es el que la comunidad científica espera se vuelva a repetir.
“Con esa información pudimos conocer la estructura real del ataque de tsunami asociado al gran sismo que esperamos, es decir, ahora sabemos cómo nos va a atacar, qué dimensiones va a tener, pues debiera ser muy parecido al de 1877”.
El geógrafo de la Universidad de Antofagasta sostiene que dicho tsunami comenzaría con un “llenado” no violento de las zonas costeras, el cual arrastraría todo lo que se encuentra en la costa llevándolo a tierra firme.
“Es decir, si una persona se encuentra en la playa el mar lo empujará y depositaria a unos 80 o 100 metros de la costa. Esto además daría un lapso de 20 minutos después del terremoto que genera el tsunami para evacuar, pues al cabo de este tiempo el mar termina el ciclo de llenado y comienza la etapa destructiva”
Con este nivel de advertencia y señales, Ramírez es enfático en señalar que “prácticamente nadie que se encuentre en la zona costera inmediatamente afectada debería salir herido o muerto producto del tsunami”.
Pronóstico Favorable
Con toda la nueva información disponible el geógrafo de la UA señala que ya no es posible hablar de un “Mega Terremoto”, sino que de un evento un poco mayor que 8.5° grados Richter. Por otro lado, y en cuanto a cómo afectará a las ciudades y pueblos, Jorge Ramírez sostiene que el tipo de suelo donde están construidas tiene mucho que decir.
“Por ejemplo, las ciudades del litoral están construidas sobre las rocas de la Cordillera de la Costa, por lo tanto, las ondas sísmicas pasan más rápido y se amplifican menos, causando menor daño. En tanto, las ciudades y pueblos del interior que están construidas sobre cuencas sedimentarias, como Calama por ejemplo, allí las ondas de un terremoto pasan más lento y se amplifican en mayor grado, aumentando el poder destructor de las ondas símicas”, explicó.
Esto último también genera una nueva información que las autoridades y encargados de organismos de emergencia deberían tener presente: no por estar más cerca del epicentro, una ciudad sufrirá más destrucción que otra ubicada más lejos.
Actualmente integrada a las redes de trabajo internacionales, se encuentra la investigación denominada “Estudio de la Deformación de los Bloques Costeros en la Zona de Antofagasta” liderada por el magister en geodesia Patricio Alcota, y los académicos Gabriel Álvarez y Jorge Ramírez. El estudio está destinado a conocer el stress que se genera antes, durante y después de un terremoto en la zona, toda vez que se sabe que los bloques de la corteza sufren sensibles deformaciones, especialmente antes de un sismo de gran magnitud.