“Equinococosis quística hepática”, la silenciosa enfermedad que amenaza a poblaciones rurales

Alumnos y profesores de la UA se trasladaron a San Pedro de Atacama para pesquisar esta patología, que es producida por un parásito presente en perros y ganado.

A través de un puerta a puerta, alumnos y profesores de la Carrera de Tecnología Médica la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Antofagasta intentan diagnosticar la presencia de una enfermedad silenciosa y nociva llamada “equinococosis quística hepática” en la comuna de San Pedro de Atacama.

Esta parasitosis (enfermedad infecciosa causada por parásitos) se encuentra principalmente en zonas rurales donde hay presencia de ganado, perros y personas, y pese a que es considerada hiperendemia en Chile y Sudamérica, gran parte de la población desconoce su existencia y los riesgos que implica.

La equinococosis quística hepática surge a raíz del contacto entre las personas y los huevos del gusano “equinococo granuloso”, que es un parásito que se encuentra en el intestino de los perros y se transmite a través de las deposiciones del animal.

Las personas toman contacto con estos huevos cuando acarician y besan a los perros, ya que están en su pelaje. De los perros también pueden pasar al ganado y por la misma vía llegar al humano, y además es posible contagiarse con agua, frutas, verduras y alimentos que fueron contaminados con las deposiciones del perro”, explica el Dr. Jorge González Cortés, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Antofagasta.

Debido a la recurrencia de esta enfermedad, su detección temprana fue incorporada en el Programa de Fomento de Iniciativas Estudiantiles para el Desarrollo de la Vinculación con el Medio, patrocinado por Antofagasta Minerals y ejecutado por la UA.

San Pedro de Atacama reúne todas las condiciones para la existencia de la parasitosis humana, porque hay ganado, perros y personas. Sin embargo, nunca ha sido investigada de manera exhaustiva, por ende, esta iniciativa es pionera en el ámbito de la salud pública de Imagenología y la Parasitología”, dijo González, quien lidera la iniciativa.

ECOGRAFÍAS

La Organización Mundial de la Salud recomienda detectar esta enfermedad a través de una ecografía abdominal. Por eso los estudiantes y profesores de la carrera de Tecnología Médica, mención Imagenología y Física Médica de la UA, se trasladaron el pasado fin de semana a San Pedro de Atacama con un ecógrafo portátil, facilitado gratuitamente por la empresa Ultramed S.A. para realizar diagnósticos.

En la ocasión, fueron realizados exámenes ecográficos a 40 personas adultas, los que fueron complementados con análisis de sangre para encontrar anticuerpos contra el parásito y una encuesta epidemiológica.

El equipo planea realizar otras dos visitas a fines de este mes y en diciembre.

El Dr. González señala que después del primer contacto con animal infectado, se libera una larva que atraviesa el intestino humano y finalmente llega al hígado.

En el 70% de los casos, el parásito queda allí retenido y desde ese lugar comienza a desarrollarse una larva denominada hidátide y luego un quiste en el hígado. Lamentablemente la enfermedad es muy silenciosa, recién cuando el quiste alcanza gran tamaño, la persona comienza a tener síntomas”, comenta el académico.

Diversos son los síntomas que pueden manifestarse por la contaminación de este parásito, como la intolerancia a las grasas, dolor en la zona del hígado, manifestaciones alérgicas, náuseas y sensación de peso en la parte derecha del abdomen.

Un factor importante es el tamaño del quiste, porque su envergadura incide en el tratamiento que recibirá el paciente. “Cuando el quiste tiene menos de 5 centímetros puede ser tratado con drogas antiparasitarias, pero cuando es más grande se requiere cirugía. En el tratamiento también es importante el estado fisiológico del quiste. Existen tres tipos de quistes: los fértiles, que deben ser tratados; también están los quistes en degeneración, que no se intervienen en algunos casos; y finalmente están los calcificados, que tienen sus larvas interiores muertas”, profundiza González.

Ejecutan la iniciativa los estudiantes de la carrera de Tecnología Médica, mención Imagenología y Física Médica, Ricardo Aguilar y Matías Cuevas. También participan el Dr. Jorge González y Profesor Miguel Olivares, como patrocinante y co-patrocinante, respectivamente.

La “equinococosis quística hepática” tiene una tasa de mortalidad es de 0,13 por 100 mil habitantes.

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