Dra. Olga Grandón fue nombrada “Socia Honoraria” de la SOCHEL

La académica e investigadora de la Facultad de Educación de la UA, Dra. Olga Grandón Lagunas, recibió recientemente el nombramiento como “Socia Honoraria” por parte de la Sociedad Chilena de Estudios Literarios, SOCHEL, reconocimiento que articula criterios académicos, éticos, investigativos y profesionales.

La ceremonia pública para entregar este reconocimiento, tuvo lugar el 2 de octubre a las 16:30 horas, en el auditorio de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Campus San Joaquín), durante la Asamblea SOCHEL en el marco del XXII Congreso Internacional de la organización, conmemorando 40 años desde su fundación.

Tras este reconocimiento, Prensa UA conversó con la destacada académica para conocer sus impresiones, así como “su hoja de ruta” en cuanto al desarrollo docente y a la formación de las nuevas generaciones de profesionales.

¿Hoy la enseñanza de la literatura a nivel universitario cobra más valor al enfrentarnos a un mundo globalizado, donde las ciencias son cada vez más interdisciplinarias?

Cada día me convence más el tema de transmitir con pasión el amor por la literatura, cuestión que no se casa con alguna teoría crítica o didáctica, que finalmente son como las modas, se transforman constantemente y bienvenidas. Sin embargo, si no aprende a amar la literatura, leyendo realmente los libros con placer, con una buena guía estimulante, el alumno universitario en general, y en particular, el de pedagogía, mal puede llegar a ser un profesor que enseñe hábitos de lectura, amor por la literatura y temas valóricos y relacionados con la creatividad y el pensamiento crítico, por ejemplo, que aún están presentes (menos mal) en los marcos curriculares de enseñanza básica y media.

Es más, en varias universidades del país se dictan para todas las carreras (ingenierías, ciencias, matemáticas, fuera de la pedagogías), ramos relacionados con la valoración estética de las artes literarias, y más aún, fílmicas, pictóricas, etc., pensando en un profesional integral y humanista, que en el contexto de una sociedad cada vez más materialista e individualista, lógico que es un aporte a nuestra comunidad social.

Sin embargo, la alta tecnologización de la sociedad es un factor que afecta al “mundo de los libros”…

Dra. Olga Grandón.

Trabajar con los libros, en un mundo cuya crisis como objeto es evidente, frente a la televisión, los videojuegos, las computadoras y la internet como fuentes principales del espacio lúdico que cubre la infancia y juventud de hoy, es particularmente, una empresa  no por difícil,  menos apasionante, y de sobra pagada,  cuando se encuentran resultados en jóvenes profesores, enseñando , por ejemplo, a leer y amar a Mistral, Vallejo, Lemebel, Cortázar,  De Rokha,  García Lorca, Teresa Wilms Montt, Miguel Hernández, los poetas malditos,  los beat, la poesía haiku y del mundo mapuche; además, El Cantar de los cantares, La Divina comedia, El Principito, La Eneida,  La Araucana, Don Quijote de la Mancha, Cuento de Navidad, El viejo y el Mar, La Metamorfosis, Bola de sebo, Madame Bovary, o movimientos literarios como el Realismo mágico y el Surrealismo, con tanta o más pasión que la que una misma sembró en clases y talleres.

 

Me imagino que desde su humildad, recibe este reconocimiento en parte por el mérito propio y al de muchos de sus alumnos…

No puedo dejar de mencionar aquellos estudiantes, ya no pocos, que pasaron por nuestras aulas y recomendados, entre otros, por mi persona, quienes siguieron estudios de postgrado (magister y doctorado) con resultados que han significado un aporte al conocimiento artístico e intelectual hasta la fecha en las materias mencionadas, y que se incrementarán, sin duda, con más años de trayectoria, en especial, la de la Carrera de Pedagogía en Lenguaje y Comunicación.

No olvidar, al respecto, que se trata de un reconocimiento de una sociedad científica y son ellas las que agrupan a quienes aportan al conocimiento intelectual y tecnológico con descubrimientos, hallazgos, inventos, traducidos en publicaciones en el caso específico de las humanidades actuales, las que no por su escaso valor en la solución de problemas de inmediatez material, son menos importantes en aportar a la conciencia comunitaria valores y solucionar necesidades que no por su carácter inmaterial son innecesarias o “quiméricas”, como dijera alguna vez un profesor de la Universidad de Chile, donde obtuve  mi  Doctorado. 

Pero es sabido que cada vez más las sociedad científicas, o literarias en este caso, pierden influencia…

Por lo mismo, debemos hacer un llamado aquí a estas sociedades para que incidan más con esta clase de soluciones en las políticas públicas de nuestra nación y con el mundo, ante las actuales crisis ecológicas, culturales, socioeconómicas, en fin, especialmente en nuestro ámbito, para la Facultad en que me desempeño, ante las crisis educacionales. Algo tenemos que aportar a la discusión, por ejemplo, sobre la declaración de asignaturas como Artes, Educación Física, Historia o incluso, Filosofía, como plan común o electivo.

En el aspecto netamente literario ¿este reconocimiento que líneas de su trabajo destaca?

El oficio destaca en este sentido las publicaciones propias sobre Gabriela Mistral (tema de mi tesis doctoral) y específicamente, los análisis de su prosa poética, que destacaron la tesis sobre la creación de un nuevo género literario para el mundo, cual es, el “Recado Literario”, siendo este de clara raigambre andina, emparenta aún más a nuestra Premio Nobel con la cultura de los pueblos andinos, que tan cerca tenemos a la zona geográfica, en que trabajamos, el Norte chileno.

En conclusión muy somera, necesariamente, ello se relaciona con el tema de nuestras identidades, que seguí trabajando en análisis de obras de escritoras/es  como Soledad Fariña, Pablo de Rokha, César Vallejo,  Elicura Chihuailaf  y últimamente, me encuentro analizando en este sentido la narrativa del escritor chileno -argentino,  Manuel Rojas, así como la obra del grupo literario “Mandrágora”, en conjunto con investigadores de la Universidad de Concepción, mi alma mater universitaria, que aprovecho de homenajear, en cuanto a  mi  formación.

¿Cómo podemos traducir este reconocimiento en un mensaje hacia sus alumnos?

Siguiendo el ejemplo del recado mistraliano, que deja al final de su estructura el mensaje a su destinatario, llamo a los estudiantes actuales a emular  generaciones de las carreras en que he impartido clases desde el 2006 en la Universidad de Antofagasta, quienes se organizaron en más de una oportunidad para viajar a congresos literarios o a lugares patrimoniales de la cultura andina,  como Machu Picchu,  para nutrirse del conocimiento de mundo necesario  al ejercer posteriormente sus oficios de profesores, escritores y/ o investigadores, con el fin de lograr un necesario aporte al incremento de la lectura en nuestra sociedad, partiendo por nosotros mismos ante la actual crisis de lectura de nuestra sociedad.

En este sentido hago un especial homenaje a las generaciones que ingresaron a Lenguaje y Comunicación en nuestra Universidad entre los años 2006 y 2009, quienes con tanto entusiasmo y energía me acompañaron hasta con ponencias propias a Congresos de la SOCHEL y de la Asociación Chilena de Semiótica, entre los años 2009 y 2013.  Incluso organizamos en conjunto talleres y lecturas literarias, muchas veces a “puro ñeque”, en el decir chileno, pues con ello emularon el imprescindible entusiasmo y pasión por la lectura, investigación y creación literaria.

Pero ese entusiasmo sigue vigente o las nuevas generaciones “están en otra”…

Creo reconocer ese entusiasmo en una gran proporción de alumnos de las generaciones actuales en que he estado impartiendo clases para las carreras de Pedagogía en Lenguaje y Comunicación y Pedagogía General Básica con mención en Lenguaje, solo falta concretar más iniciativas al respecto, que serían deseables de apoyar con proyectos de docencia, investigación y vinculación con el medio.

Es entonces a estos alumnos que llenan y llenaron con energía colectiva, mis propias y heredadas pasiones literarias, para transformarlas en quehacer comunitario cultural,  a quienes dedico este reconocimiento, doblemente importante para mí, al tratarse de una sociedad científica a la que he pertenecido desde 1987, incluso en calidad de Directora alguna vez.

 

 

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David.pasten@uantof.cl

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