Dr. Pedro Vargas Lira: 46 años formando ingenieros

  • Hoy es el profesor más antiguo de la Facultad de Ingeniería, siendo  testigo de la transformación tecnológica y del cambio del modelo de enseñanza.

Este 2018 se cumplen 100 años desde que se comenzaron a formar los primeros técnicos y profesionales para la minería de la región y del norte de Chile. En 1918 nació en esta ciudad la Escuela de Minas, institución que luego dio paso a la Universidad Técnica del Estado, y esta a su vez, a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antofagasta.

Testigo de parte de esta historia es el académico Pedro Vargas Lira, hoy con más de 70 años, en los cuales vio pasar a muchas generaciones de alumnos, algunos de los cuales se convirtieron en colegas y compañeros de trabajo. Cree que este centenario de la ingeniería es una época también para reflexionar, principalmente, en el rol que debe jugar esta ciencia para mejorar la calidad de vida de las personas.

Rancagüino de nacimiento, estudió en escuelas fiscales e industriales. Se recibió como técnico químico industrial en la Universidad Técnica del Estado (UTE). Como estudiante vespertino, el día lo ocupaba en trabajar en una fábrica de pinturas, un laboratorio de la Universidad de Chile y en una empresa de componentes de refrigeración.

Una vez logrado el título de ingeniero, ingresó a la sede Antofagasta de la UTE, posteriormente, en 2003, obtuvo el grado de magister en Ciencias de la Ingeniería en la USACH y el doctorado (2015) en la Universidad Rovira i Virgili de España, con la calificación sobresaliente (cum laude).

Para conocer más sobre su trayectoria y presente en el Departamento de Ingeniería Química y Procesos de Minerales, Prensa UA conversó con este destacado formador, teniendo como contexto los 100 años de la ingeniería en Antofagasta. 

¿Cómo era la Universidad y la Facultad de Ingeniería, cuando ingresó a ellas?

En esa época sólo se impartían ingenierías de ejecución en las especialidades de  Química, Minas, Electricidad y Geomensura.  Con la creación de la UA (1981), los departamentos de ingeniería y de industria, creados con posterioridad, se estructuran como Facultad de Ingeniería y  se crea la Carrera de Ingeniería Civil en Química.

Un recuerdo muy grato fue ver que los alumnos de esos años, se convirtieron más tarde en colegas, como son Miguel Alvarez, Maria Elisa Taboada y Héctor Galleguillos.

¿Cómo describiría a los alumnos de entonces en comparación con los de hoy?

Considero que los estudiantes de antaño eran más dedicados, tenían menos recursos tecnológicos, eran más creativos, pues la Internet facilita enormemente el acceso a la información, por lo tanto, el conocimiento está más digerido. Por eso, hoy la clase la centramos más en el análisis y discusión de problemas.

¿De qué manera experimentó el cambio tecnológico en la facultad?

Pasar de la tiza y el pizarrón al power point, a las enormes bases de datos, uso de la web y la forma de acceder a toda esa información fueron grandes desafíos para docentes formados bajo el antiguo sistema, y sin duda que lo seguirá siendo, dado la vertiginosa velocidad con que se crea el conocimiento en cada disciplina. 

¿Cuál fue el momento más difícil vivido en los primeros años en la facultad?

Durante el gobierno militar fui alejado -junto con otro colega- de la Universidad por motivos hasta hoy desconocidos. Gracias a una carta de los estudiantes de la Carrera de Ingeniería Química dirigida al rector delegado de la época, fuimos restituidos en nuestros cargos.

¿Y los momentos más felices?

Hay muchos. Por ejemplo, cuando obtuve mi Magister en Ciencias de la Ingeniería en el 2003. En esa ocasión estuvieron presentes mis hijos María Elisa y Martín. Otro momento feliz fue cuando obtuve mi doctorado en la Universidad  Rovira i Virgili    hace tres años. También fue muy bonito recibir un reconocimiento de los alumnos de Ingeniería Química y Procesos de Minerales, por mi entrega en la formación de varias generaciones de ingenieros.

¿Recuerda alguna anécdota entretenida vivida en la facultad?

Siendo estudiante vespertino en la Universidad Técnica del Estado, trabajaba en el Laboratorio del Salitre de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile. Mi jefe era el Dr. Jaime Cases Casanova. Años más tarde, ya trabajando en la sede de la UTE en Antofagasta, nos reencontramos, pues él fue el primer decano de la Facultad de Ingeniería. Don Jaime, fue uno de mis maestros.

Finalmente ¿cómo mira este centenario de la Ingeniería en Antofagasta?

Es un momento para reflexionar sobre lo que hemos construido en las diferentes disciplinas de esta ciencia, para seguir cumpliendo uno de nuestros roles centrales en la formación de los nuevos profesionales, y de esa manera, seguir impulsando la transformación hacia una mejorar calidad de vida de todas las personas.

 

 

 

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David.pasten@uantof.cl

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